Love

Click Here For Images &
Love Pictures

lunes

A veces me preguntaba como llegaba a esa situación. En que momento de débilidad cedí a mi postura, si es que esta realmente existía como tal. Si sentía que no quería hacerlo realmente pero jamás habia sido más que un sentimiento, nunca habia sido una postura ya que jamás habia salido en su defensa, de hecho, nisiquiera había tenido las hagallas de plantearselo a alguien.
Y ahí estaba denuevo. Sumisa en un acto lujurioso y dominada por alguien a quien apenas conocia. Me besaba frenéticamente, y yo reconocia en él el deseo intenso; sin embargo, para mi era algo totalmente frívolo. No tenía interés en besarlo, no tenía interes en acariciarlo, ni en tocarlo. Era un cuerpo ajeno, desconocido que no me seducia, y sin embargo, allí estaba, prestando mi cuerpo para que aquel individuo - que no me cautivaba en absoluto - disfrutara de un momento de éxtasis. ¿Porqué accedía a los deseos de los demás? No me generaba placer, ni deseo y mucho menos sentía algún sentimiento de cariño.
Sentía como me dominaba violentamente con movimientos bruscos. Jamás podría decirle que por más que se esforzase en mí no iban a causar nada, aunque creo que con que hubiesen causado algo en él, bastaba.
A veces tendía a cerrar los ojos e imaginar que estaba con la persona con la que realmente quería estar, pero que obviamente, no me registraba. Caso contrario, él seria el que me estuviese amando en la cama y no zarandéandome de acá para allá como solían hacer las incontables personas a las que me habia entregado, sin ningún objeto.
Sabia que ser objeto de deseo de amigos, compañeros, desconocidos, novios o esposos me hacia sentir que valía algo, pero acto seguido, al estar con el peso del cuerpo de aquel individuo no podía sentirme más miserable. Y sin embargo, una y otra vez caía en mi propia trampa. Los elegia, los seducia, los tenía dominados y, de pronto, me encontraba sumisa bajo sus impulsos sexuales. De pronto era un objeto, no sólo porque ellos me trataban como tal, sino porque yo dejaba de sentir y actuaba automáticamente. A estas alturas lo sabía de memoria, qué hacer, por dónde empezar. Muchas veces, mientras sentía la presión del otro en mí, me preguntaba que conseguiría yo con eso; a veces me preguntaba porqe no podía relajarme y gozar de alquel momento lleno de lujuria con el cual me estaba ganando el Infierno. Pero no podía. Las relaciones sexuales, el contacto con el otro como ser sin significado para mí, no generaban ya en mí ningún tipo de placer. Ya no buscaba placer porque sí. Sabía quién era la persona que deseaba y, también, sabía que sólo una mirada de ese hombre revolucionaba todas las hormonas de mi cuerpo.

Y sin embargo, cuando miraba la realidad, me daba cuenta que distaba mucho de lo que yo quería.